lunes, 3 de junio de 2013

La primera cámara espía

A finales de 1800 fue patentada, por J. Lancaster & Son, una cámara que por su tamaño y discreción pretendía revolucionar el campo detectivesco ya que, en teoría, con ella se podía acercar discretamente a sujeto a fotografiar sin que se diese cuenta, en definitiva, la primera cámara espía de la historia.

 

Empezó a venderse en 1886, consistía en un modelo reloj de caballero (de los que se guardaban en el bolsillos con una cadena) al que se le acoplaba un respaldo con su placa para exponer la toma. Aunque pequeña y novedosa, la realidad fue que no tuvo tanto éxito como se el que se esperaba, ya que era muy compleja de preparar, lo que la hacía poco práctica de utilizar en situaciones rápidas y discretas, por no hablar de la poca sensibilidad de las películas de la época, que requería de un tiempo de exposición mayor.

Este tipo de cámaras estaba pensado para aportar pruebas sustanciales de personas en situaciones comprometidas, ya que la teoría era, que no llamaba tanto la atención como los conocidos equipos fotográficos de la época.


Vía: Xatakafoto

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