Hace poco más de 2 años las tabletas llegaron a los escaparates de las tiendas, no sabíamos muy bien que eran, si un ordenador, un dispositivo para comunicarse, para ver películas... y de precio muy alto, una de las cosas en que antes nos fijamos. Hoy día ya sabemos que son y su precio se ha reducido, lo que las hacen más adsequibles pero, desde el punto de vista fotográfico, ¿merece la pena hacerse con una?
Desde mi punto de vista, sí. Creo que el tablet es un buen complemento para nuestro equipo, sobre todo en viajes, ya que posibilita no solo la
visualización de las fotos que hayamos tomado, sino que puede añadírsele diversas aplicaciones para
retocar nuestras imágenes, hacer pequeños
cálculos para fotografía (
hiperfocales, profundidad de campo...), para
localizar objetos celestes y situaciones terrestres (
Google sky maps,
Google Earth...),
guardar las fotos en un viaje... e incluso hasta para
hacer fotografías que no requieran de una réflex.
Aun así, todavía le veo dos grandes inconvenientes. Uno es la
escasa memoria de la que disponen (entre 16Gb y 32Gb de media), aunque se puede ampliar comprando una
tarjeta de memoria, y otro inconveniente es que, aunque hayan bajado de
precio, no lo han hecho lo suficiente, por lo menos los que merecen la pena para fotografía (con un buen procesador, S.O., y memoria grande). Esto hace que aunque la tableta ayude a complementar el equipo de un fotógrafo, no la hace indispensable.